Son días turbulentos para el C.D. La Escuela, hasta hace unos días Caja Segovia. Tras anunciarse ayer no se sabe bien qué, ayer se decía que la desaparición del club, hoy amanecemos con la posible inscripción en División de Plata, ha empezado la época de fuga de talentos en la capital del Acueducto.
Incomprensiblemente, todos los movimientos que se han realizado están siendo a coste 0. Algo que no se entiende debido a la mala situación económica del equipo.
Seguramente la venta de algún puntal nos habría permitido competir otro año en la élite, pero eso no es algo a comentar en este artículo.
Ayer por la tarde se hacía oficial la llegada de David Madrid al Raba Eto Gyor, líder de la liga húngara, obviamente sin coste alguno para los magiares. Inexplicable dejar marchar así a uno de los mejores entrenadores que han pasado por Segovia.
Pero esta salida sólo es el comienzo del éxodo de nuestros jóvenes jugadores. De nuevo, esta mañana nos enterábamos de otra baja. Antoñito, el jugador más eléctrico y plástico en sus regates de la liga, viaja a jugar con el Burela Pescados Rubén, equipo inferior al Caja Segovia pero que ha sido capaz de continuar en la élite un año más. Otra vez una salida a coste cero.
Así, perdemos dos referentes del equipo y, ¿cuánto dinero ingresamos? Exacto. 0 euros. Yo estoy seguro que por cualquiera de ambos miembros del equipo hubiéramos sacado como mínimo los 47.000 € necesarios para seguir un año más. Decisiones incomprensibles para un histórico del fútbol sala que se ve abocado a jugar en el infierno de la Segunda División como mal menor. Los culpables, los buscaremos en artículos posteriores.
Incomprensiblemente, todos los movimientos que se han realizado están siendo a coste 0. Algo que no se entiende debido a la mala situación económica del equipo.
Seguramente la venta de algún puntal nos habría permitido competir otro año en la élite, pero eso no es algo a comentar en este artículo.
Ayer por la tarde se hacía oficial la llegada de David Madrid al Raba Eto Gyor, líder de la liga húngara, obviamente sin coste alguno para los magiares. Inexplicable dejar marchar así a uno de los mejores entrenadores que han pasado por Segovia.
Pero esta salida sólo es el comienzo del éxodo de nuestros jóvenes jugadores. De nuevo, esta mañana nos enterábamos de otra baja. Antoñito, el jugador más eléctrico y plástico en sus regates de la liga, viaja a jugar con el Burela Pescados Rubén, equipo inferior al Caja Segovia pero que ha sido capaz de continuar en la élite un año más. Otra vez una salida a coste cero.
Así, perdemos dos referentes del equipo y, ¿cuánto dinero ingresamos? Exacto. 0 euros. Yo estoy seguro que por cualquiera de ambos miembros del equipo hubiéramos sacado como mínimo los 47.000 € necesarios para seguir un año más. Decisiones incomprensibles para un histórico del fútbol sala que se ve abocado a jugar en el infierno de la Segunda División como mal menor. Los culpables, los buscaremos en artículos posteriores.
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