Hace apenas unos minutos, Del Bosque anunciaba la lista de convocados de España para la Copa Confederaciones 2013. En ella no hay ninguna sorpresa, como se esperaba, y es que si cogemos la lista de la Eurocopa 2012, vemos un paralelismo elevado.
Todo esto sería normal si no hubieran pasado determinadas cosas esta temporada: la suplencia de Casillas, la explosión de Michu, el ostracismo de Puyol... y así un sinfín de casos más.
Muchas eran las voces que pedían a Diego López para la selección, pero, ¡sorpresa! El convocado es Íker. Bueno y Reina, por eso de que haya buen ambiente. Para eso están los profesionales de esto, los psicólogos, coachs y demás familia, ¿no?
En la defensa, no podían faltar dos que han terminado la temporada pletóricos, Arbeloa. Impresionante el estado de forma en el que llega a la cita. No podemos obviar al sempiterno suplente, Albiol. A pesar de que no ha jugado mal los pocos minutos que ha tenido con Mourinho, está claro que va ya, por tradición. Inmovilismo español. O tradicionalismo, llámenlo como quieran.
En el centro del campo, lo habitual, la columna vertebral del equipo durante estos últimos ocho años. Para qué traer sabía nueva si Xabi Alonso y Xavi llegan fundidos y superan con creces la treintena. Para qué traer a Isco, consolidado este año en la elite, pudiendo llevarlo a jugar con la sub-21. Total, tenemos al Xavi más gris de los últimos años, cuya decadencia empezó en la Eurocopa, a pesar del clínic de pase que dio en la final.
En la delantera, más de lo mismo. Ni nos cuestionamos dar la oportunidad a Michu, goleador en la Premier League, catalogado como mejor fichaje del año. O a Negredo, uno de los máximos artilleros del campeonato nacional. Por supuesto ni hablar de Tello, o de Piti. Les falta nombre o experiencia en el caso del primero. Mejor llevar a Villa, sin minutos esta temporada; o a Cesc, desaparecido durante todo el curso.
En definitiva, España da sus últimos coletazos de vida. Con este tipo de convocatorias, lo único que conseguiremos es alejarnos de la elite futbolística, y volver a la época de la "Furia española", que tantos títulos proporcionó a las vitrinas de la federación. Sigamos así don Vicente, e Irlanda del Norte no será un recuerdo, volverá a ser una realidad.
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